Béjar, carácter serrano de la ciudad textil

Hablar de Béjar es hacerlo de la sierra que lleva su nombre y de la industria textil que tanta importancia tuvo hace algunas décadas y que ahora trata de recuperar. Béjar tiene un peculiar carácter serrano que hace imprescindible una visita a la zona cuando se viaja por esta parte de la geografía española. Desde Casa Rural Doña Manuela llegarás a la ciudad de Béjar en tan solo tres cuartos de hora. Béjar es una ciudad textil con un inconfundible carácter serrano.

La reinvención de la Ciudad Textil

Hay documentos que constatan que la actividad textil comenzó en Béjar con la repoblación, allá por el siglo XIII. Pero realmente no fue hasta el XIX cuando la industria comenzó a tomar una importante dimensión. La llegada de la mecanización supuso un punto de inflexión vital para esta industria que a mediados del XIX llegó a tener más de 5.000 personas ocupadas en Béjar y la comarca, según los datos que aparecen en el blog Pinceladas de Historia Bejarana. Si bien los datos, según recoge el propio texto, pueden resultar algo exagerados. En 1852 se crear la Escuela Industrial que trataba de paliar la falta de técnicos especializados en la industria. Uno de los lastres para esta industria fue el retraso en la llegada del ferrocarril, algo que no sucedió hasta finales del siglo XIX y que fue la causa de la grave crisis que sufrió esta industria en Béjar. Por todo ello, la ciudad de Béjar es considerada como la ciudad textil. 

A lo largo del siglo XX algunas industrias fueron subsistiendo no sin dificultades y sorteando los vericuetos que deparaba la globalización, que exigía productos más baratos y en mayor cantidad.

Ruta de las Fábricas Textiles Béjar

Pero esta tradición textil se ha visto recientemente recompensada. La pandemia del coronavirus ha llevado a elevar la demanda de mascarillas. Y ahí Béjar ha sabido dar la cara con una producción muy elevada de mascarillas de gran calidad y a unos precios muy competitivos. Mascarillas Béjar se ha convertido, sin duda, en una buena noticia dentro de toda la crisis que ha traído el coronavirus.

Los rastros de esta historia textil se pueden seguir a través de la magnifica Ruta de las Fábricas, que recorre el cauce del río Cuerpo de Hombre, donde antiguamente se asentaban las fábricas más importantes de la ciudad. Es una buena ruta para hacerla con los críos, puesto que tiene una barandilla que impide el acceso directo al río.

Para completar esta interesante visita a la historia de Béjar nada mejor que acercarse hasta el Museo Textil de Béjar, donde se pueden ver algunas muestras de la maquinaria utilizada en la industria así como algunos ejemplos de trajes que se hicieron con ellos. Béjar 

Descubre la obra de Mateo Hernández

Mateo Hernández es un escultor bejarano que destacó en el París del primer cuarto del siglo XX y que ha entrado con nombre propio en la historia del arte. En el museo que hay en Béjar se puede descubrir la apasionante vida de este artista. Desde su relación con Miguel de Unamuno hasta su traslado a París, donde malvivió durante algún tiempo hasta que en 1920 consiguió vender una obra suya por unos 60.000 francos, un precio desorbitado para aquella época y que le abrió paso a la fama y el reconocimiento. Hay obra suya en innumerables museos de todo el mundo incluido el Metropolitan de Nueva York. En 1930 el presidente de la República Francesa le concede la Legión de Honor. Por entonces todavía no era muy conocido en España a pesar de que un grupo de amigos había conseguido organizar una gran exposición con su obre en Madrid en 1927.

Mateo Hernández. Escultor bejarano

Había nacido en 1884 en Béjar y falleció en 1940 en la localidad de Meudon, donde se había instalado en 1928. Tras su muerte y tras no pocas vicisitudes se consiguió que su cuerpo llegara a Béjar, donde el artista había pedido ser enterrado.  En el museo que está en Béjar se pueden ver 51 obras del autor, algunas de ellas estaban destinadas al museo Reina Sofía que finalmente las cedió al Ayuntamiento bejarano.

Cuna de grandes ciclistas

El ciclismo es otra de las cuestiones que ha puesto en valor a la ciudad de Béjar. Solo con pasear por sus calles y echar la vista hacia arriba y ver que se encuentra flanqueada por la imponente sierra de Béjar. Salgas por donde salgas tienes que afrontar importantes desniveles. Así que si eres crío, te gusta la bicicleta y eres de Béjar, hay un porcentaje muy alto de ir muy bien cuesta arriba.

Eso es básicamente lo que le pasó a ciclistas como Lale Cubino, Roberto Heras, Moisés Dueñas o Santi Blanco (si bien este es nacido en la cercana localidad de Puerto de Béjar, el nombre también lo dice todo).  Desde finales de los ochenta hasta la primera década del siglo XXI pocas fueron las tardes de ciclismo en las que el nombre de Béjar no aparecía en las retransmisiones.

La estación de esquí de La Covatilla es uno de los puntos en los que suelen acabar etapas de la Vuelta Ciclista a España. Al margen de su uso como estación de esquí, los accesos también son utilizados por muchos cicloturistas que se retan para subir hasta esta cumbre, perfectamente asfaltada y que permite unas vistas extraordinarias de toda la zona.

¿Qué visitar?

El centro de Béjar merece un paseo detenido. La calle Mayor de Béjar y su extensión hacia la zona de las murallas os ofrecerá una visión muy completa de Béjar y de su historia. Desde el parque de la Corredera hasta las Murallas Medievales de la ciudad se puede pasear y contemplar diversas iglesias y monumentos. Pasaremos por la Plaza Mayor y por el Palacio Ducal, entre otras zonas. Veremos referencias a los hombres de musgo, una tradición que se celebra en el Corpus Christi y que consiste en que varios hombres procesionan con espectaculares trajes hechos con musgo. En el siguiente vídeo podéis conocer de cerca esta tradición.

Un lugar que no podéis dejar de visitar es el Museo Judío David Melul, donde conoceréis cómo fue la vida de los judíos en Béjar. Una de las plantas que se dedican a los sefarditas, esos españoles que no renegaron de su fe y que tuvieron que abandonar España. También hay referencias a los denominados «conversos» que son esos judíos que decidieron quedarse y convertirse al cristianismo. El nombre del museo hace referencias al mecenas que impulsó este museo.

El Bosque sale de su olvido

El Quijote, obra cumbre de la literatura española, está dedicado al Duque de Béjar, un título nobiliario que tuvo mucha importancia en la época. El Bosque era la finca de verano del Duque de Béjar. Durante muchos años estuvo completamente abandonada, a pesar de que se trata de un palacio y unos jardines de inspiración italiana. El espíritu renacentista de sus promotores les llevó a importar elementos propios de otras latitudes, así se pueden ver ejemplares de árboles exóticos.

El Bosque de Béjar

Durante muchos años fue una zona completamente abandonada y para la que se barajaron diferentes usos, entre ellos la posibilida de instalar allí un Parador de Turismo. Ahora se ofrecen visitas guiadas a la propiedad durante varios días a la semana.

Localidades con mucho que ver

A tiro de piedra de Béjar hay localidades cuya visita se os quedará en la retina. Seguro que muchos habéis oído hablar de Candelario, uno de los pueblos más bonitos de España. Esta insertado en la sierra que tiene el mismo nombre y a apenas unos kilómetros de Béjar. Desde que entras en la localidad podrás escuchar cómo corre el agua por sus calles, son las famosas regaderas, así como las particulares batipuertas de sus casas. Candelario es un villa famosa por su chacinería (embutidos de cerdo ibérico) por lo que no podrás marcharte sin probarlas, de hecho puedes visitar el Museo de la Casa Chacinera.

Tampoco puedes dejar de ver Montemayor del Río y su espectacular castillo, hoy reconstruido como un restaurante en el que disfrutar de la más alta gastronomía. Un paseo por Puerto de Béjar a través de su vía verde os llevará a ver algunos de los paisajes de la película «El Bosque animado», así que igual os encontráis con el Bandido Fendetestas. La zona de El Castañar también tiene un visita interesante. Allí podéis encontrar el Santuario y la plaza de Toros de Béjar, que es una de las más antiguas de España.

De vuelta a la Casa Rural Doña Manuela podéis parar en localidades como Sorihulea, donde hay una importante tradición de talla sobre granito, o tomar un café en el Hotel Cubino, regentado por el famoso ciclista y que ofrece unas vistas tremendas a la Sierra de Béjar. Para esto último tenéis que entrar en la localidad de Vallejera de Riofrío.

Prueba su famoso calderillo

Si decides comer en Béjar verás como en las cartas y menús de la mayor parte de los restaurantes aparece Calderillo Bejarano. Se trata de un guiso de patata con carne de vaca cocinado a fuego muy lento. Lleva verduras y un toque de laurel. Os dejamos la receta que en su día elaboró Carlos Arguiñano. También podrás encontrar un plato que se llama zorongollo (una especie de ensalada con pimientos) o los famosos limones serranos, que se hacen con huevos duros aliñados.

Calderillo Bejarano

Hay muchos y buenos restaurantes en los que disfrutar de una agradable comida. Casa Pavón, en la entrada según se viene desde Salamanca, es uno de los más famosos. También por el centro de la ciudad hay algunos recomendables. Entre los que hemos probado nosotros están algunos en la zona del Castañar, donde en verano se estará muy a gusto, y otros como el Ventorro Pelayo, altamente recomendable, no saldarás con hambre.

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